lunes, 5 de marzo de 2012

La Isla (1)

Quienes hayáis leído ya la novela o quienes hayáis echado un vistazo al book trailer de la misma habreis podido comprobar que el origen de toda la historia tiene lugar en un remoto lugar, en pleno círculo polar antártico, llamado Isla Decepción.
A simple vista parece un lugar inventado, por lo "literario" y romántico del nombre, pero lo cierto es que se trata de un lugar muy real.
La Isla Decepción forma parte del archipiélago de las Shetland del Sur.

A continuación, os dejo unas líneas que el comandante Gonzálvez Vallés, jefe de la misión antártica española durante la campaña 2009-2010, ha tenido la deferencia de escribir para vosotros.
Desde aquí, le envío mi más sincero agradecimiento por hacer un hueco en su apretada agenda para escribirlas.





LA ISLA DECEPCIÓN
Me pide Javier una descripción de mi paso por Isla Decepción, en la que él ha ambientado parte de su libro. Como yo disfruto con las historias, me pongo a ello con mucho gusto.
Tuve la suerte de vivir en la Isla Decepción entre el 12 de Noviembre de 2009  y el 1 de Marzo de 2010, en pleno verano antártico, formando parte de la Campaña Antártica del Ejército de Tierra, siendo mi privilegio el de ser el Jefe de la misma, que lleva aparejada la Jefatura de la Base Antártica Española “Gabriel de Castilla”. Es una experiencia enriquecedora en todos los sentidos. Vivir, permanecer en ese ambiente tan especial, y sobre todo, en una compañía tan especial esos meses, colma muchas aspiraciones.
La llegada a Decepción se realiza obligatoriamente por barco. El Buque de Investigación Oceanográfica de la Armada española “Las Palmas” es el pasaporte necesario.
Decepción es un volcán que está activo, con una pequeña abertura en un extremo – los Fuelles de Neptuno – que deja pasar al interior. Así, el cono del volcán está lleno de agua, y es navegable con ciertas precauciones. De hecho, la entrada por los fuelles requiere de pericia marinera y de buena puntería, ya que un bajío se interpone justo en el medio de la entrada. A nosotros nos tocó enfilar con la banquisa de hielo recién fracturada, y surcamos nuestra entrada entre témpanos que hacían incluso más difíciles las condiciones.
Pero una vez dentro, los secretos de la Isla se te descubren con asombro. A babor, una antigua factoría ballenera, en la que llegaron a vivir y trabajar un poco más de dos mil personas. Una hendidura en la pared del volcán que se asoma al mar toma el nombre del “Balcón del Chileno”, ya que cuentan que era donde se asomaban los balleneros para ver llegar mensualmente el barco con las pagas, los víveres y algunos pequeños placeres a bordo.
A estribor, una continuación de playas que serán, cuando avance la estación, lugares de apareamiento de focas, leones marinos y demás fauna de la zona.
Por la banda de babor, se van sucediendo los glaciares de diversos colores – negro, verde, rojo – según ha querido el capricho de los sedimentos de erupciones pasadas, hasta que llegamos a las antiguas bases chilena y británica, destruidas por la erupción del 1970. Son un recordatorio de que el volcán sigue ahí, vivo, desde el primer minuto que estás dentro.
La Base española está en la banda de estribor, sobre un pequeño remonte. Como la banquisa está todavía en su sitio, el buque, después de buscar el mejor lugar, nos deja a más de 700 metros. Hubo que trasladar todo a mano. La nieve cubre hasta una altura de cuatro metros los tejados de nuestra casa, por lo que el paleo fue una actividad importante durante una temporada...

continúa en una próxima entrada.